
-- Stella entra en Yggdrasil --
...
—Qué está viendo...—
...
—...Oscuridad.—
...
—Son ojos cerrados. Tiene los ojos cerrados. Al darse cuenta de ello es cuando decide abrirlos—.
...Qué...
—Stella se siente bastante aletargada. Se percata de que está tirada en el suelo. En un suelo húmedo...Es césped. Césped que recientemente ha recibido la bendición de la lluvia, y derrocha rocío.
Trata de levantar la cabeza y de incorporarse utilizando los brazos, a duras penas. Con los brazos ya totalmente desplegados contra el suelo, se queda mirando ese césped sin levantarse todavía por completo. Se queda así unos segundos. Está más que perpleja. Parece que, en cualquier momento, sus ojos se van a salir de sus órbitas—.
Hi....Hi-hierba.
—No se lo puede creer.
Una vez ha podido salir ligeramente de su perplejidad, decide levantarse e incorporarse por completo, para dejar de estar arrodillada ante el suelo. Mira alrededor.
Llanuras...
Césped verde...
Hay... Plantas, y...Árboles. Ha avistado a unas pequeñas criaturas que seguramente sean aquellos a los que los humanos llamaban "roedores" en su tierra natal—.
Esto no es San Francisco.
—Así dijo en voz alta. Aquello era imposible; no era la ciudad en la que ella fue condenada a vivir entre tanto escombro, arena y muerte.
Y si no es San Francisco, ¿dónde se encontraba? Dio el primer paso hacia delante, hacia algún lugar, sin rumbo. Sin dejar de mirar, atónita, a su alrededor. Esos parajes... Esa... Vida... Una vida que ella jamás conoció. No veía algo parecido desde los 6 años, y ni siquiera se acercaba.
Sin pensarlo más, ansiosa por encontrar respuestas, activó los alerones y los propulsores de su espalda para, valga la redundancia, propulsarse hacia delante más rápidamente. El gran terreno verde no parecía tener fin.
Hasta que encontró lo más parecido a un "fin" que pudiera haber imaginado en ese nuevo mundo que se le presentaba.
A lo lejos, probablemente a unas millas de allí, se avistaba un gran nubarrón. Un nubarrón negro. Stella no perdió un momento para acercarse más a ese lugar.
Ya cuando no quedaba más de una milla de ese sitio, se dio cuenta de que era mucho más grande de lo que se podía suponer desde lejos. Sus grandes ojos azules inspeccionaron el nubarrón y cómo este envolvía lo que parecía ser... ¿Una ciudad? ¿Eran aquello edificios...? Edificios humanos. Le dio otro vuelco a su corazón de dudosa existencia. No se parecían a los rascacielos de San Francisco, pero sin duda eran estructuras creadas por humanos o, al menos, por criaturas semejantes a estos—.
…
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—¿Hace cuánto no sentía algo parecido a felicidad? Se acercó más y más a ese lugar. Desde lejos, sin entrar al nubarrón, tampoco se apreciaba gran cosa aparte de los edificios y... Y algo más.
El césped que en ese lugar yacía en la superficie, no era para nada verde.
Era negro.
Se veía de manera borrosa, pero ella estaba segura de que ese tono gris negruzco en el suelo era césped. Tragó saliva. Dio un paso más al frente, desactivando sus propulsores de la espalda, caminando sin más dilación para adentrarse en la ciudad cubierta por un peligroso nubarrón.
Tardaría en saber que aquella ciudad se trataba de Nocturnal. ¿Llegará a volver a ver la luz del sol? Este no es el momento de desvelar el futuro de Black ★ Rock Shooter en estas vastas y míticas tierras—.
